Estuve 17 días en Cuzco. fue renovador, fue extraño, diferente, mágico, crudo, lento, alborotado.... de alguna manera, la situación por la que "huía" me encontró allá, y no tuve más remedio que enfrentarla cara a cara...y a tripas corazón (a ojos corazón!).
Los días se pasaron muy rápido, el frío que jamás parecía irse, calor humano reconfortante mezclado con humo y otras cosas más, ese mundo ajeno a la piel que me rodea y no tan ajeno a voces que escuché ahí. La energía que se mueve es intensa especialmente mezclada con tequila, bailes en la plaza que terminan en el piso y el alcohol haciendo de las suyas...todos vivimos en un sólo lugar pero no todos fluimos igual, de todo se aprende y se pierde.
Nuevas metas que desatan pasiones y vueltas fallidas a un colchón cerquita al piso que te enseña más de lo debido, esos ojos que aparecieron justo cuando se habían cerrado.
Aquí cerquita tiritando de frío te tuve y te arropé. no te atrevas a invadir mi espacio que mi energía está protegida... gracias Cuzco...
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